El pueblo Purépecha
Un halo de misterio envuelve el origen
de los primeros pobladores del antiguo Michoacán. El nombre purépecha
unifica los grupos étnicos llegados en distintas épocas al territorio
michoacano, que, bajo el liderazgo del célebre Tariácuri, construyeron
uno de los mas grandes señoríos del México antiguo, capaz de oponerse
incluso a los temibles mexicas.
Los purépecha eran sedentarios:
pescadores y labradores de la tierra. Cultivaban el maíz, amasaban la
arcilla para hacer vasijas, ollas, cántaros y tinajas; fabricaban cestos
con la chuspata -tule- y con la palma elaboraban petates y capotes.
Eran inteligentes y hábiles constructores. Cultivaban las artes: la
música, la danza, la pintura; y fabricaban artesanías exquisitas,
especialmente con el arte plumario. La misma sensibilidad artística que
el viajero de hoy descubrirá en la Ruta Don Vasco.
El territorio purépecha tenía sus
principales dominios en Tzintzuntzan (lugar de colibríes), donde se
concentraba el poder religioso; en Erongarícuaro (sitio con vista
bella), donde residía una guarnición militar que controlaba el tráfico
acuático y el comercio del lago hacia la sierra; y en Ihuatzio (lugar de
coyotes), que era el centro militar-administrativo. Los siglos XIV y XV
fueron los tiempos de mayor esplendor del señorío purépecha, pues su
territorio se extendió hasta parte de los actuales estados de Jalisco,
Colima y Guanajuato.
Actualmente, el pueblo purépecha está
asentado en el centro-norte del Estado, manteniendo su lengua y muchas
costumbres que han abrazado a lo largo de los años.
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